Tuesday, April 24, 2012

Tale of a Soft Bear

[by Julio Cortázar]

Tale of a Soft Bear

You. Take a look at that lump of coal oozing, elongating and extruding through the window frame of two trees. Past the trees a clearing and it’s there the coal mulls, then morphs to the shape of a lump, a lump with paws, a lump with furry paws the dictionary calls BEAR.

Now the lump of coal emerges soft and damp, shedding a multitude of fat ants, casting them into paw prints harmoniously lining up along the path. That is to say the coal aims a bear paw at pine needles, rends the flat ground and leaves the trace of a tattered slipper and births a multitude of rounded anthills reeking of coal. Thus on each side of the path the furry paws shape — founder of symmetrical empires — goes along shedding damp, building a structure for fat ants.

Finally the sun rises and the soft bear raises a child’s stricken face to the honey gong it vainly craves. The coal begins to sniff furiously, the lump unfurls to the level where a plea buzzes and a comeback peeps, the deep resonance of the gong above, heaven’s honey on its muzzle’s tongue, in its pleasure furry paws.


Historia con un oso blando

Mira tú esa bola de coaltar que rezuma estirándose y creciendo por la juntura ventana de dos árboles. Más allá de los árboles hay un calvero y es ahí donde el coaltar medita y proyecta su ingreso a la forma bola, a la forma bola y patas, a la forma coaltar pelos patas que después el diccionario OSO.

Ahora el coaltar bola emerge húmedo y blando sacudiéndose hormiga infinitas y redondas, las va tirando en cada huella que se ordena armoniosa a medida que camina. Es decir que el coaltar proyecta una pata oso sobre las agujas de pino, hiende la tierra lisa y al soltarse marca una pantufla hecha jirones adelante y deja naciente un hormiguero múltiple y redondo, fragante de coaltar. Así a cada lado del camino, fundador de imperios simétricos, va la forma pelos patas aplicando una construcción para hormigas redondas que se sacude húmedo.

Por fin sale el sol y el oso blando alza una cara transida y pueril hacia el gongo de miel que vanamente ansía. El coaltar se pone a oler con vehemencia, la bola crece al nivel que musita un ruego y atisba la respuesta, la profunda resonancia del gongo arriba, la miel del cielo en su lengua hocico, en su alegría pelos patas.

Julio Cortázar

Thursday, November 17, 2011

On a Mount of Olives, I Am

[by Gloria Fuertes]

like a dormant volcano of lies
– so I seem by being so quiet –
wearisome numbness warms me,
words ignite from my side.

I sweat ink & suffer drought, such drought,
great drought of cuffed hands.
From the peaks of my rising breasts
from the tip of my pencil lava flows.

Flows crooning at your feet or crying out
from a stone to the sun, on its knees
human passion plays to me:

I see cells with steel bars, clinics missing beds,
learned with atom bombs, illiterates in photographs,
widows with a husband, deeds without a home,
children bullying, bitches stoned,
a friend’s deceit, a soul’s demise.

No more! . . . I stand up & they say:

– Here goes gadabout Gloria.
– Here goes the poetizing loony lady, they say,
she never does a thing.


Yo en un Monte de Olivos

Como un volcán dormido de mentira
– parezco al parecer tan descansada –
Un ocio agotador que así me enciende,
Brotan de mi costado las palabras.
Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,
Mucha sed de manos enlazadas.
Por la punta del monte de mis seños
Por la punta del lápiz va la lava.

Va balada a tus pies o bien protesta,
En una piedra al sol, arrodillada
Y la pasión del hombre se me representa:
Veo celdas con rejas, hospitales sin camas,
Sabios con atómicas, analfabetos con ayuda de cámara,
Viudas con marido, casos sin casa,
Niños crueles, perras apedreadas,
La traición de un amigo, la destrucción de un alma.
¡No puedo más! . . . Me levanto y dicen:

– Ahí va Gloria la vaga.
– Ahí va la loca de los versos, dicen,
la que nunca hace nada.

Gloria Fuertes

Friday, September 2, 2011

Good Friday

[by João da Cruz e Sousa, 1893]

Moon of absinthe, witchy & green,
spasmed, a monstrous vice . . .
A strange dog mines the dungheap
& howls at fabulous space.

On this Friday holy & black!
Christ is dead, like a vile leper,
wounded & cold, in Death’s
fierce blindfold, his blood purple & dark.

The serpent of evil, of sin,
a sinister venomous green
slides from the Corpse in cool silence.

But from the bloody Redemption of Christ
instead of great Love – pure, unforeseen –
sprout phosphorescences of gangrene.


Sexta-feira Santa

Lua absíntica, verde, feiticeira,
pasmada como um vício monstruoso . . .
Um cão estranho fuça na esterqueira,
uivando para o espaço fabuloso.

É esta a negra e santa Sexta-feira!
Cristo está morto, como um vil leproso,
chagado e frio, na feroz cegueira
da Morte, o sangue roxo e tenebroso.

A serpente do mal e do pecado
um sinistro veneno esverdeado
verte do Morto na mudez serena.

Mas da sagrada Redenção do Cristo
em vez do grande Amor, puro, imprevisto,
brotam fosforescências de gangrena!


João da Cruz e Sousa

Tuesday, August 30, 2011

Vision

[by Delmira Agustini, 1913]

Perhaps a mirage
in desire’s deep mirror,
or was it divine, simply life
where I saw you watch me sleep the other night?
In my alcove swelled by loneliness & fear,
you appeared at my side mute
as a giant mushroom, dead & alive,
spawned in night’s corners
sweating in silence
& slimy with shadowy loneliness.

You bent to me, slung
like a lake’s cup of crystal
over desert’s slick of fire;
you bent to me, as sickness
gives life to faultless opiates
& stony bindings of Death.

You bent to me like a believer
to communion’s holy wafer . . .
– drop of snow with taste of stars
nursing lilies of flesh,
God’s spark that spangles spirits.
You bent to me like Melancholy’s
great willow
bends to quiet bottomless lakes;
you bent to me like Pride’s
marble tower
hollowed by monster sadness
bends to your shadow’s solemn sister . . .
You bent to me as if my body
were your destiny’s birth
in my bed’s dark page;
you bent to me as if to the marvel
of a window open to the farthest view.
& you bent farther still!

& my look was a serpent
fixed between thickets of eyelash
at your body’s worshipping swan.
Already my body was a serpent
slinking through shadowy cliffs
to your body’s lily cast.
You bent farther & farther . . . so far
you bent so far
my lusty flowers doubled,
my life stained by all of your life . . .

Stilled, I awaited the wingbeat
of your wondrous embrace; a four-arm
embrace heaven would dress
in fever & marvels; we would fly!
& rapt arms would dig
four roots of a new race.

Stilled, I awaited the wingbeat
of your wondrous embrace . . .
           & when
I opened my soul-filled eyes, I saw
you quail & quit
to who knows what colossal shadowy fold!


Visión

¿Acaso fue en un marco de ilusión,
en el profundo espejo del deseo,
o fue divina y simplemente en vida
que yo te vi velar mi sueño la otra noche?
En mi alcoba agrandada de soledad y miedo,
taciturno a mi lado apareciste
como un hongo gigante, muerto y vivo,
brotado en los rincones de la noche,
húmedos de silencio,
y engrasados de sombra y soledad.

Te inclinabas a mí, supremamente,
como a la copa de cristal de un lago
sobre el mantel de fuego del desierto;
te inclinabas a mí, como un enfermo
da la vida a los opios infalibles
y a las vendas de piedra de la Muerte.

Te inclinabas a mí como el creyente
a la oblea de cielo de la hostia . . .
– Gota de nieve con sabor de estrellas
que alimenta los lirios de la carne,
chispa de Dios que estrella los espíritus –.
Te inclinabas a mí como el gran sauce
de la Melancolía
a las hondas lagunas del silencio;
te inclinabas a mí como la torre
de mármol del Orgullo,
minada por un monstruo de tristeza,
a la hermana solemne de su sombra . . .
Te inclinabas a mí como si fuera
mi cuerpo la inicial de tu destino
en la página oscura de mi lecho;
te inclinabas a mí como al milagro
de una ventana abierta al más allá.
¡Y te inclinabas más que todo eso!

Y era mi mirada una culebra
apuntada entre zarzas de pestañas,
al cisne reverente de tu cuerpo.
Ya era mi deseo una culebra
glisando entre los riscos de la sombra
a la estatua de lirios de tu cuerpo.
Tú te inclinabas más y más . . . y tanto,
y tanto te inclinaste,
que mis flores eróticas son dobles,
Toda tu vida se imprimió en mi vida . . .

Yo esperaba suspensa el aletazo
del abrazo magnífico; un abrazo
de cuatro brazos que la gloria viste
de fiebre y de milagro; ¡será un vuelo!
Y pueden ser los hechizados brazos
cuatro raíces de una raza nueva.

Yo esperaba suspensa el aletazo
del abrazo magnífico . . .
           Y cuando
te abrí los ojos como un alma, vi
¡que te hacías atrás y te envolvías
en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!



Monday, August 29, 2011

The Sea Floor

[by Alfonsina Storni, 1934]

My crystal house
on the sea floor

faces a street of white coral.

A great gold fish arrives
at five to greet me

bearing a crimson spray of coral flowers.

I sleep in a bed
even bluer than sea.

Through crystal an octopus clowns.

Around me lies green forest
– tra la . . . tra lay –

where sirens
– sea green & oyster shell –

cavort & sing.

Above me spiny stars
sparkle the close of day.


Yo en el fondo del mar

En el fondo del mar
hay una casa
de cristal.

A una avenida
de madréporas,
da.

Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.

Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.

Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.

Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.

En el bosque verde
que me circunda
– din don . . . din dan –

se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.

Y sobre mi cabeza
arden, en el crepüsculo,
las erizadas puntas del mar.


Alfonsina Storni

Inherited Weight

[by Alfonsina Storni, 1919]

You said to me: my father didn’t cry;
you said to me: my grandfather didn’t cry;
the men of my people didn’t cry,
they were made from steel.

Telling me this, your tear welled
& spilled to my mouth . . . more venom.
I’ve never sipped from a glass
so small.

Weak woman, poor sentient woman,
I knew centuries of grief from one sip:
Oh, my soul cannot support
this weight.


Peso ancestral

Tú me dijiste: no lloró mi padre;
Tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
No han llorado los hombres de mi raza,
Eran de acero.

Así diciendo te brotó una lágrima
Y me cayó en la boca . . . más veneno.
Yo no he bebido nunca en otro vaso
Así pequeño.

Débil mujer, pobre mujer que entiende,
Dolor de siglos conocí al beberlo:
Oh, el alma mía soportar no puede
Todo su peso.

Alfonsina Storni

Saturday, August 27, 2011

The House

[by Gabriela Mistral, 1924]

The table, Son, is laid
in restful creamy white,
& tile gleams & blues
the four walls.
Here is salt, here oil,
& between them Bread, almost speaking.
Neither fruit nor flowering broom
is gold fairer than Bread’s gold,
& the smell of baking grains
gives joy that never palls.
Together, Son, we break it
with toughened fingers & tender palms,
& you wonder how black soil
gives white flower.

Your hand falls to eat,
your mother’s, too.
The wheat, Son, of air,
& music of sun & hoe;
but this Bread “dear to God”
doesn’t come to every table;
& if other children lack,
better, my son, not to touch,
embarrassed by both hands,
it’s better not to take it.

Hunger, Son, a grimace,
whirls in a maelstrom of grains,
& Bread & humpbacked Hunger
give chase but never meet.
So he’ll find it, if he comes,
we’ll leave Bread for tomorrow;
May the glowing fire mark the door
the Quechua Indian never closed,
while we stare at Hunger eat,
to bed down with body & soul!

Gabriela Mistral

La casa

La mesa, hijo, está tendida,
en blancura quieta de nata,
y en cuatro muros azulea,
dando relumbres, la cerámica.
Esta es la sal, éste el aceite
y al centro el Pan que casi habla.
Oro más lindo que oro del Pan
no está ni en fruta ni en retama,
y da su olor de espiga y horno
una dicha que nunca sacia.
Lo partimos, hijito, juntos,
con dedos duros y palma blanda,
y tú lo miras asombrado
de tierra negra que da flor blanca.

Baja la mano de comer,
que tu madre también la baja.
Los trigos, hijo, con del aire,
y son del sol y de la azada;
pero este Pan “cara de Dios”
no llega a mesas de las casas;
y si otros niños no lo tienen,
mejor, mi hijo, no lo tocaras,
y no tomarlo mejor sería
con mano y mano avergonzadas.

Hijo, el Hambre, cara de mueca,
en remolino gira las parvas,
y se buscan y no se encuentran
el Pan y el Hambre corcovada.
Para que lo halle, si ahora entra,
el Pan dejemos hasta mañana;
el fuego ardiendo marque la puerta,
que el indio quechua nunca cerraba,
y miremos comer al Hambre,
para dormir con cuerpo y alma!